Más de uno pensará que vocablos como rarezas o
frikadas son sinónimos de David Lynch. Seguramente sí. Sea como fuere, hemos
recogido de un interesante artículo de Oskar Belategui algunas cosas que
resultan especialmente atractivas para observar que, cuanto más creemos conocer
el genio de este tipo, en realidad menos lo conocemos.
Belategui ha extraído estas anécdotas e ideas
del libro ‘Espacio para soñar’, unas extrañas memorias que publica en España la
Editorial Reservoir Books y que escribe junto a su amiga Kristine McKenna.
Sin duda, este tipo es genial, extraño y
particular. De hecho, Mel Brooks, uno de los primeros hombres de Hollywood que
apostó por él a finales de los años 70 y comienzos de los 80 lo llamó ‘James
Stewart venido de Marte’.
Las frikadas de David Lynch en estado puro
Jugando de niño en su pueblo natal junto a su
hermano, Lynch observó una imagen que le perseguiría toda su vida. Una mujer
desnuda y apaleada caminaba en shock hacia ellos. Aun así, el director la veía
bella. De hecho, más adelante rememoraría la historia con Isabella Rossellini
en Terciopelo Azul y con Phoebe Augustine en Twin Peaks.
Y es que la anatomía humana seduce y obsesiona
tanto a David Lynch que incluso quiso comprar el útero de Raffaella de
Laurentiis cuando esta le comentó que se haría una histerectomía. Por suerte, o
tal vez por desgracia, el hospital lo denegó. No obstante, la mujer compró un
útero de cerdo en una carnicería, lo guardó en un tarro con formaldehído, le
puso un brazalete hospitalario y se lo regaló al director, que este congeló
durante años.
En próximas entradas seguiremos conociendo las
inquietudes y extrañezas de David Lynch. Es evidente que pocas personas en el
mundo pueden decir abiertamente que son más peculiares que este hombre tan
creativo como raro y singular. No te pierdas los próximos artículos ;)
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