Cada vez que se visualiza la película Dune, la gran obra de David Lynch basada en el mundo de
ciencia ficción creado por Frank Herbert,
aparece una misma pregunta en el aire, ¿se puede abarcar tanto en tan poco
tiempo? La respuesta suele ser la misma, NO.
Para muchos, el Dune de David Lynch es una
obra tediosa que se escapa de la imaginería propiamente lynchniana. Sin
embargo, ¿hay algo más oscuro y tenebroso que esa Casa Harkonnen, siempre vomitivos, maquinadores y conspiradores?
La verdad es que entre el mundo de Dune y el
de David Lynch hay mucho en común. Y así debe ser, pues de lo contrario, el
director de Missoula nunca hubiese querido dirigir una adaptación tan
complicada y compleja.
El Dune de David Lynch
Para quien no lo sepa, Dune es una obra de
Frank Herbert escrita en varios volúmenes. En el año 1984, David Lynch la adaptó
por primera vez al cine bajo el auspicio del productor Dino de Laurentiis.
Es importante ponernos en situación. Hasta
aquel momento, Lynch solo había dirigido dos películas y muchos cortos. En su
haber estaba su ópera prima, la experimental Cabeza Borradora, y el éxito comercial de la adaptación al cine de El Hombre Elefante, nominada a 8 Oscars,
de los que no logró ninguno.
Sin embargo, Lynch pactó con de Laurentiis
hacer este film en el 84 a condición de que le dejase dirigir más adelante otro
en el que él tuviera el control total. De este pacto nacería en 1986 la
inquietante y algo irregular Terciopelo
Azul.
¿Quiere esto decir que Lynch dirigió con
desgana el film Dune? De ningún modo, de lo contrario, no se habría convertido
en todo un clásico de la ciencia ficción.
Hoy día sigue siendo una película muy apreciada por miles de fans en todo el
mundo.
Entonces, ¿qué pasó? Pasaron muchas cosas,
pero las contaremos en las próximas entradas. Seguiremos poco a poco desgranando
la totalidad del Dune de David Lynch, pues hay mucho que contar, pero hemos de
ser pacientes…
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