Muchos se han sorprendido con la temporada 3 de Twin Peaks. Ha resultado
tan diferente y casi esperpéntica que no pocos se bajaron del carro a las pocas
entregas emitidas. Pero, ¿no sabían que era David Lynch quién estaba a los mandos? ¿Qué leches esperaban?
Si alguien espera que la siguiente obra con
que nos sorprenda Lynch sea igual que la anterior, está muy equivocado. Un tipo
capaz de dirigir El hombre elefante,
Mullholland Drive o Una historia
verdadera siempre va a buscar la provocación, la emoción y la diferencia.
Con Twin Peaks hizo justo eso, provocar y reírse de sí mismo, de sus personajes
y de nosotros, sus fans y telespectadores. ¡Nos lo merecemos!
Por qué Twin Peaks. Temporada 3 es tan diferente a las dos anteriores
Dar barra libre a Lynch para que dirija a su
gusto puede ser todo un acierto, o no. Si por algo fue rompedora Twin Peaks en
los años 90, es porque acabó con muchos de los convencionalismos de la época y
se olvidó de los episodios autoconclusivos y los personajes planos.
Sin embargo, hoy en día hay decenas de series
cuyos personajes evolucionan. Hemos visto Perdidos,
Los Soprano, Mad Men… Evidentemente, una personalidad genial y excéntrica
como la de David Lynch no iba a ofrecer más de lo mismo.
Es cierto que pocos esperábamos a un Dale Cooper tan malvado y taimado como
estúpido en su versión doble. Tampoco imaginábamos que la habitación roja sería
así… Pero claro, si lo hubiéramos adivinado, sinceramente, a mí Lynch me habría
decepcionado mucho.
Lo cierto es que sí que esperaba algo más de
continuidad respecto al Twin Peaks original. Sin embargo, me he tragado los 18
capítulos de la temporada 3 y me he dado cuenta que, una vez más, le he
comprado la moto a David Lynch. Haga lo que haga este tipo, me acaba
absorbiendo. Por eso escribo este blog, obviamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario